martes, 31 de enero de 2012

TRANVÍA

TRANVÍA
UN METRO CON VISTAS
Tiene un poco de tren y un mucho de gusano loco. De ahí que, como la famosa atracción de feria, el tranvía enloquezca a la chiquillería. Porque, siendo transporte, parece un juguete grande. Y de espíritu festivo, añado. Da igual que uno vaya a trabajar a la otra punta o allí arriba. La sensación nunca es de traslado, sino de viaje. Con un recorrer sinuoso, que nos descubre un Bilbao, cada vez más hermoso. Al fin y al cabo, es el hermano mayor del suburbano. Y se nota. Porque eligió sitio primero. Como sucede en asuntos de literas. –yo arriba, que siempre fue así. Incluso cuando no estaba, me guardaron sitio-le dijo al Metro el orgulloso Tranvía. Por eso va tan digno por nuestras calles, con un pie en cada vía. Por eso y porque pasear por el Botxo da gusto. Solo hay un pero. Ya no tiene terraza. Esa a la que se subía el que no tenía billete o a esa hora no cabía. Ahora todo es más compacto. Más cerrado Pero eso no le preocupa al tranvía. De hecho si te acercas, entre tintineo y tintineo, te contará al oído su secreto- Entra dentro de mí. Porque, a través de mis cristales, se ve pasar la vida-.
Jon Uriarte y Tomás Ondarra

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