LA LOCA DE ARRIKIBAR
MISTERIOSA PENÉLOPE
Dicen que la canción escrita por Perales, y cantada por Mocedades, no nació pensando en ella. Pues no será, pero lo parece. Otro misterio que sumar en torno a esta intrigante dama. Tampoco fue, por otro lado y a decir verdad, tan bello su estar, ni tan novelesco su desamor. Hay quien asegura que el hombre de sus ojos no fue verdugo, sino víctima. Que, ser querido sin querer, también duele. Además, hay quien pide que la olvidemos y pasemos página por el bien de ella y de los suyos. Que no debe ser plato de buen gusto llevar el San Benito de la locura. Pero, cuando la leyenda gana a la historia, la verdad es secundaria. Y, a veces, hasta nos molesta. Por eso sigue ahí. Sentada sola, en un banco del imaginario compartido. Esperando al amor que no llega, mientras teje su destino. Al fin y al cabo, si algo tuvo siempre, fue tiempo y lana. El final no fue el esperado. Pero tampoco es eso raro. Este tiempo prestado, que llaman vida, ni es lógico ni tiene sentido. Más loco es el que no persigue un sueño, que el que aguanta pesadilla. De ahí que la dama de Arrikibar no estuviera loca. Al menos, loca de amor. Porque eso, es paradoja. Ya que el amor sin locura, ni es amor ni da ternura.
Tomás Ondarra y Jon Uriarte
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