viernes, 23 de diciembre de 2011

GIRALDILLO

GIRALDILLO
VIGÍA DE LOS VIENTOS
No habrá dejado escrito sobre él Cervantes, pero merece literatura nuestro giraldillo. Ocho pies le bastan para caminar, sin moverse, por la villa y más allá. A fin de cuentas Verne nunca salió de casa y en cambio lo parece. De ahí que nadie podrá negar, a este pequeño bilbaino de cobre, haber viajado lo suyo. Al menos, a través de vida ajena. Lo que no habrá visto desde lo alto el muchacho. Porque San Antón es Bilbao, hecho puente. Hasta mediados del XIX, a un lado la iglesia y al otro la plaza pública. Espíritu y carne. Y por debajo la ría, llevando vidas y mercancías. Anda que no da eso, para escribir buenas historias. Pero el giraldillo tiene otro cometido. Siendo de naturaleza veleta, se queja de lo desprestigiado que está el término, en éstos nuestros días. Al fin y al cabo, es digno oficio. Alguien debe vigilar el viento. Sobre todo, en el Botxo. Porque bien es sabido, aquí y en la Patagonia, que el aire del oeste trae galerna, el del norte frío y agua, el del este según le apetece y el del sur calores y galbana. Que se lo digan al Athletic, que es sentirlo en la cara y pararse las piernas. Agradezcamos pues al giraldillo, de corazón, que vigile los vientos, desde lo alto de San Antón.
Jon Uriarte y Tomás Ondarra

1 comentario:

  1. Tomás Zorionak por el Blog! Espero poder ir a ver tu exposición en la Alhóndiga estos días, mucha gente me ha hablado de ella ¡y de qué manera!

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