Haga la prueba. Si parte usted una galleta chiquilín, sonará a apellido. A Artiach. Pero con “che” rotunda. Haciendo ruido al romper. Como para decir-¡Aquí estoy!-. Para celebrar como se debe el banquete. Sea desayuno, merienda o cena. Estas últimas, de invierno y destemple. Curando días larris, a base de tazón de leche, con “sopas” de galleta. Barcos de harina a la deriva, esperando ser rescatados. Tampoco es mala compañera esta dama, de la onza chocolatera. Personalmente, me gustaba usarla como termómetro. Por la seguridad del paladar, se entiende. Dependiendo de la velocidad a la que se doblaba, medía uno el calor de la leche. Pero no fue ni es, Chiquilín, hija única en su familia. Tiene hermanas de todo tipo y condición. Mención aparte, merece la María. Que no les engañen las apariencias. Nació en Bilbao, aunque ahora sea otra quien lleve su fama y su renombre. Era también redonda. Y muy sabrosa. Pero hoy nos quedamos con la que lucía flamante rectángulo y singulares rebordes. Ondeantes formas, que evocaban a trabajadas puntillas. No conozco a nadie, en todo el mundo mundial, que no haya mordisqueado, alguna vez y uno a uno, aquellos turrados salientes.
Jon Uriarte y Tomás Ondarra
Hola. A propósito de Chiquilin, que eran mis galletas preferidas durante mi infancia y adolescencia, y hasta bien entrada la madurez, me gustaría indicar que, allá por los años ochenta, Artiach fue vendida a Nabisco, multinacional estadounidense, con tan mala fortuna que las galetas en cuestión dejaron de gustarme, pero no porque me cayeran especialmente mal o bien los nuevos dueños del negocio, sino porque a partir de entonces me encontré con unos productos que no tenían nada que ver con los que yo había consumido hasta entonces: más tostadas, más duras y, en definitiva, bastante peores, para mi gusto. Resignado, y tras varias tentativas de espera a ver si se volvía a los estándares a los que estaba acostumbrado, y a la vista de que no era así, dejé de comprarlas.
ResponderEliminarComo todo.
Saludos.
Yo estoy leyendo, sorprendidísima, sobre las galletas Chiquilín en España. Las galletitas de mi niñez también, sólo que pensaba que eran uruguayas! Probablemente El Trigal las envasaba solamente... o se hacían bajo licencia del fabricante vasco(?) Parece que ese es el origen, ¿no?
EliminarEs bien curioso, porque "chiquilín" es un término muy uruguayo para hablar de niños o jovencitos; no lo había oído en ningún otro país. Cómo se aprende! Es fantástico.