TRUFAS DE ARRESE
MARIPOSAS DE BILBAO
No me digan que no son mariposas. Al menos, a mí me lo parecen. Antes de desenvolverlas tienen dos alas. Eso se ve a simple vista. Y una vez desprendidas, cae polvo al tocarlas. Puede ser cacao o azúcar, pero polvo fueron ayer, hoy y siempre. Eso se nota aunque las abras deprisa. Cuenta Tomás, en la página vecina, que en Nueva York es por todos conocida. Servidor lo confirma. Y si hace falta, hasta lo firma. Es cierto que hay otras. Muchas, para ser sinceros. Unas artesanales. Otras industriales. Incluso son habituales, y muy buenas por cierto, las que se dicen son caseras. De ahí que su lograda fama, no sea asunto baladí. Que cuesta lo suyo triunfar en la bombonería. Y más, en el mundo de las trufas. Pero, no siendo dulce original, le pasa lo que a la boina. Que llegó a Bilbao de fuera y en casa pasó a txapela. Pregunta ahora por ahí, si no es esa prenda botxera. Pues lo mismo sucede con la trufa. Lleve consigo una, más allá de nuestra tierra. Dé a probar una de ellas, y nadie le dirá que nos sea ajena. Porque guardará en su seno chocolate, nata, naranja o café. Pero llevará también sabor, de eso doy fe, a esquina de Gran Vía.
Jon Uriarte y Tomás Ondarra
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